La bala, en la sien, cerró eternamente la cremallera de mis pupilas. Se apagó, como la sonrisa de tus ojos.
Cegados por el ego, y consumidos por la sórdida esperanza, lo buscamos como locos.
Nos llevó todo una vida, buscarlo no era la solución, latía dentro
gracias por tu comentario!
ResponderEliminarPor cierto,todo lo que escribes..una pasada!